Lunes semana 1ª de Cuaresma (11 marzo 2019)

De Corazón a corazón: Lev 19,1-2.11-18 (“Sed santos, porque yo, vuestro Dios, soy santo… Amarás a tu prójimo como a ti mismo”); Mt 25,31-46 (“Lo que hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis”)

Contemplación, vivencia, misión: Ser “santo” equivale a ser destello del amor de Dios. Su modo de amar es darse a sí mismo. Todo ha sido creado por amor, también los dones pasajeros que, al evaporarse, nos hacen sufrir. La única explicación posible sobre los hechos históricos dolorosos, es el rostro de Cristo que muere amando y perdonando. Cuando intentamos, con su ayuda, ser un destello de su amor, las cosas y los hechos recobran su verdadero sentido. La historia es un examen de amor sobre nuestra relación con los hermanos: “A mí me lo hicisteis”. Si estamos “bautizados” en Cristo, es posible y es también urgente ser santos. Nuestra vocación es la santidad, que consiste en la perfección de la caridad (la verdad de la donación). Los santos han cambiado la historia en esta dirección. La Iglesia se ha renovado siempre y sólo por este camino. “Enséñanos Señor a estar al pie de la cruz, al pie de las cruces; despierta esta noche nuestros ojos, nuestro corazón; rescátanos de la parálisis y de la confusión, del miedo y de la desesperación” (Papa Francisco, 25 enero 2019)

*Dejarse sorprender para discernir como la Madre de Jesús: La atención caritativa de María a su prima Santa Isabel y a los esposos de Caná, fue en ella una preparación para vivir hasta el fin de la historia humana el encargo de Jesús: “He aquí a tu hijo” (Jn 19,26).

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