Domingo primero de Adviento, año A (1 diciembre 2013)

De Corazón a corazón: Is 2,1-5 («Confluirán a él todas las naciones… Vayamos, caminemos a la luz del Señor»); Rom 13,11-14 («Es ya hora de levantarnos del sueño… Revestíos del Señor Jesucristo»); Mt 24,37-44 («Estad preparados… vendrá el Hijo de hombre»)

Contemplación, vivencia, misión: Nos urge el Amor. Se nos abre un camino de esperanza en Cristo. Hay que restregarse los ojos para descubrirle cercano y Amigo. Se nos quiere dar Él y sólo pide nuestra «nada». Él da «Todo» a cambio de nuestro pequeño «todo». San Agustín se dejó guiar por una inspiración («toma y lee») y fue conquistado por la invitación de San Pablo: «Revestíos del Señor Jesucristo». «Adviento» significa que Cristo «viene» ya, ahora y aquí, haciéndose nuestro contemporáneo. «Recibir al Verbo quiere decir dejarse plasmar por Él hasta el punto de llegar a ser, por el poder del Espíritu Santo, configurados con Cristo, con el «Hijo único del Padre» (Jn1,14)» (Benedicto XVI, Verbum Domini, n. 50).

*Hacia la Navidad con la Madre de Jesús: “Nuestra Señora quiere traernos a todos el gran regalo que es Jesús; y con Él nos trae su amor, su paz, su alegría. Así, la Iglesia es como María…¡éste el centro de la Iglesia, llevar a Jesús!” (Papa Francisco, 23 octubre 2013)

*Alegría del Evangelio, renovación misionera: “Ella (María) es la Madre de la Iglesia evangelizadora y sin ella no terminamos de comprender el espíritu de la nueva evangelización” (Evangelii Gaudium, n.284)

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