De Corazón a corazón: Gen 1,1-19 (“Creó Dios los cielos y la tierra… y vio Dios que todo era bueno”); Mc 6,53-56 (“Cuantos tocaban la orla de su manto, quedaban sanos”)
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: El “principio” de la primera creación (Gen 1,1) remite al “principio” de la nueva creación en Cristo (cfr. Jn 1,1ss). Las creaturas son una voz de Dios que comienza a hablarnos de su Hijo. Todo es bueno, muy bueno, pero ningún don de Dios puede suplir a Dios. Todas las cosas son buenas, como hechuras que han tenido origen en el amor de Dios hacia el ser humano. Hay “algo” que ha roto la armonía de verdad y bondad existente en la creación: el egoísmo o pecado que desequilibra todo lo bueno. Pero lo que nunca hubiéramos podido imaginar, ha sucedido: Dios se ha hecho realmente hombre para compartir nuestra historia y convertirla en su “biografía”. “Tocarle” para sanar significa no dudar de su amor.
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: Aquel manto y aquella túnica de Jesús, que habían tocado los enfermos, eran hechura de las manos de su Madre. Cada hilito entretejido había sido un acto de amor materno. Los vestidos de Jesús se los repartieron y rifaron en el Calvario (cfr. Jn 19,23-24), pero el amor con que se tejieron y se vivieron no se ha perdido, sino que continúa. “Allí donde hay un santuario, una iglesia, una capilla dedicada a ella (a María), sus hijos acuden en gran número” (Papa Francisco, Mensaje para JMJ 2023).