Jueves segunda semana Adviento (13 diciembre 2012, Sta. Lucía)

De Corazón a corazón: Is 41,13-20 («No temas, yo te ayudo… Convertiré la tierra árida en hontanar de aguas»); Mt 11,11-15 («Desde los días de Juan Bautista hasta ahora, el Reino de los cielos sufre violencia»)

Contemplación, vivencia, misión: Ser mensajero o precursor de Jesús (como Juan Bautista), equivale a correr su mismo riesgo de rechazo. Para que el desierto se convierta en un hontanar de agua, se necesita un cambio profundo, que no siempre gusta. Jesús ha venido y sigue viniendo para comunicarnos esta fuente de agua viva, que es su misma vida divina. Hay que reconocer la propia pobreza y aridez, y sentir la sed del amor que nos falta. Jesús ofrece su agua viva a quienes se reconocen sedientos de vida nueva (cfr. Jn 7,37-38). «Es preciso que Cristo lo posea todo, porque él lo creó todo, lo redimió todo y lo glorificará todo» (San Bernardo, sermón 5 Adviento).

*En el día a día con la Madre de Jesús: María y José compartieron la misma suerte de Jesús: desprendimiento de Nazaret, aventurarse hacia Belén, no encontrar posada, exiliados en Egipto. Pero el mejor premio es ser amados por el Señor y poderle amar.
AÑO DE LA FE: «Yo soy la Madre del Dios por quien se vive» (la Virgen a San Juan Diego). Es el resumen inculturado de nuestra fe: Cristo hombre, Dios, Salvador.

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