NAVIDAD 2012

Vigilia: Is 62,1-5 («El Señor se complacerá en ti y tu tierra será desposada»); Hech 13,16-25 («Dios ha suscitado para Israel un Salvador, Jesús»); Mt 1,1-25 («Le pondrás por nombre Jesús, porque salvará a su pueblo de sus pecados»)
Media noche: Is 9,1-6 («El pueblo que andaba a oscuras, vio una luz grande»); Tit 2,11-14 («Se ha manifestado la gracia salvadora de Dios para todos los hombres»); Lc 2,1-14 («María dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo costó en un pesebre, porque no tenían sitio en el albergue»)
Aurora: Is 62,11-12 («Viene tu salvación»); Tit 3,4-7 («Se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor a los hombres»); Lc 2,15-20 («Los pastores fueron a toda prisa y encontraron a María y José, y al niño acostado en un pesebre»)

Durante el día: Is 52,7-10 («¡Qué hermosos son sobre los montes, los pies del mensajero que anuncia la paz»); Heb 1,1-6 («En estos últimos días, Dios nos ha hablado por su Hijo»); Jn 1,1-18 («El Verbo se ha hecho carne y habita entre nosotros»)

Contemplación, vivencia, misión: Jesús habla por sí mismo. Es la Palabra personal del Padre, pronunciada eternamente en el amor del Espíritu Santo. Se le recibe de verdad en el «silencio» del corazón y de la comunidad-familia, donde sólo reine el amor. Hay que «callar» para «escuchar»: «El Verbo se ha hecho carne y habita entre nosotros». Es «Dios con nosotros». Dios «nos ha hablado por su Hijo». Es «el Salvador» (Jesús); ha aparecido la «luz», la «alegría», la «bondad», la «paz» y la «misericordia» de Dios. Y su Madre Virgen «lo envolvió en pañales y lo reclinó en un pesebre». Es la «gran alegría»: «Gloria a Dios» que fundamenta «la paz en la tierra».

Con María la Madre de Jesús: «La Palabra eterna se ha hecho pequeña, tan pequeña como para estar en un pesebre” (Benedicto XVI, Verbum Domini 12). «Toda alma creyente concibe y engendra la Palabra de Dios» (S. Ambrosio).
AÑO DE LA FE: “El Logos eterno (la Palabra) se ha hecho hombre, y esto requiere el contexto del lugar y del tiempo. La fe está ligada a esta realidad concreta” (Benedicto XVI, La Infancia de Jesús, nacimiento de Jesús en Belén).

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