Miércoles semana primera de Adviento (4 diciembre 2013, S. Juan Damasceno)

De Corazón a corazón: Is 25,6-10 («Enjugará el Señor las lágrimas de todos los rostros… nos alegramos por su salvación»): Mt 15,29-37 («Los curó… Siento compasión de la gente»)

Contemplación, vivencia, misión: Jesús vive en sintonía con nuestra existencia concreta y asume nuestras preocupaciones y problemas. Una curación «momentánea» o un éxito pasajero, no llenan el corazón. Lo que llena de felicidad la vida es sentirse amado y acompañado por «Alguien» cuya razón de ser está impresa en su nombre: «Salvador» («Jesús»). Desde el seno de María, ya antes de nacer, la biografía de Jesús es la nuestra. «La fe adquiere la forma del encuentro con una Persona a la que se confía la propia vida” (Benedicto XVI, Verbum Domini, n. 25).

*Hacia la Navidad con la Madre de Jesús: Las palabras de Isaías (“el Señor enjugará las lágrimas”) moldearon el Corazón de María Niña. Un día se formarào en su seno el Corazón de Jesús, “manso y humilde”, “compasivo”.

*Alegría del Evangelio, renovación misionera:“La memoria del pueblo fiel, como la de María, debe quedar rebosante de las maravillas de Dios. Su corazón, esperanzado en la práctica alegre y posible del amor que se le comunicó, siente que toda palabra en la Escritura es primero don antes que exigencia” (Evangelii Gaudium n.142).

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