Lunes Santo (2 abril 2012)

De Corazón a corazón: Is 42,1-7 («He aquí mi Siervo… mi elegido en quien se complace mi alma»); Jn 12,1-11 (En Betania: «María… ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos… Jesús dijo: … para el día de mi sepultura»)

Contemplación, vivencia, misión:El Padre se complace en Jesús, que desde el seno de María (cuando ella dijo que “sí”) había hecho de su vida una oblación total por nuestro amor: “Vengo para hacer tu voluntad” (Heb 10,7). Quienes se dejaron conquistar por la amistad íntima de Jesús, enrolaron sus propias vidas es esta misma oblación, concretada en “silencio” contemplativo (cfr. Lc 10,39) y en oferta de sí mismo y de todas sus cosas (cfr. Jn 11,2; 12,1). Esta oblación evangélica no estará nunca de moda. Sólo los santos han tenido el valor de llamar a la cruz “dulce cruz” (Bta. M. María Inés-Teresa Arias). «Invito a todos a participar con fe y devoción en la celebración anual de los misterios de la Pasión y Resurrección de Jesucristo y experimentar la grandeza de su amor, que nos libra del pecado y de la muerte, y nos abre las puertas a la auténtica alegría. Feliz Domingo. Feliz Semana Santa» (Benedicto XVI, Angelus 1.4.12)

*En el día a día con la Madre de Jesús: Las manos maternas que envolvieron en pañales al niño Jesús y lo recostaron en el pesebre (cfr. Lc 2,7), son las mismas que le acariciaron, lavaron, cuidaron y acompañaron hasta su muerte y sepultura.

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