Martes semana quinta de Pascua (30 abril, S. Pío V)

De Corazón a corazón: Hch 14,19-28 ("Es necesario que pasemos por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios"); Jn 14,27-31 ("No se turbe vuestro corazón… Me voy y volveré a vosotros")

Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: La paz de Cristo es su mismo gozo de transformar todo en donación. La vida es un juego de luces y sombras, de presencias y ausencias. Jesús es la clave. Cuando "sentimos" su ausencia, es una señal de que Él está más presente, para hacernos colaboradores de la redención. La salvación del mundo no se realiza sin la ofrenda de la propia vida (cfr. Heb 9,22). Sería un iluso quien quisiera cambiar el mundo sin cambiar su corazón. El gozo de todo apóstol consiste en gastar la vida para hacer conocer y amar a Jesús, más allá de las fronteras de la fe y de nuestros cálculos.

*Con María la Iglesia ora y camina en comunión y esperanza, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: Si afrontamos nuestras dificultades con amor, colaboramos con Ella en la nueva creación: "Se consagró totalmente a sí misma, cual, esclava del Señor, a la Persona y a la obra de su Hijo, sirviendo al misterio de la Redención con Él y bajo Él, por la gracia de Dios omnipotente" (LG 56).

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