Domingo quinto de Pascua, Año B (28 abril, S. Luís Mª)

De Corazón a corazón: Hch 9,26-31 ("Las Iglesias… estaban llenas de la consolación del Espíritu Santo"); 1Jn 3,18-24 ("Amemos con obras… Su mandamiento es que nos amemos unos a otros"); Jn 15,1-8 ("Yo soy la vid… El que permanece en mí y yo en él, éste da mucho fruto")

Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: El camino de Pascua es escuela de intimidad con Cristo resucitado presente. Es relación, amistad, sintonía, imitación, configuración, transformación. Fuera de esta órbita cristocéntrica, todo sería caos, fracaso y esterilidad. La paz en el mundo se siembra desde un corazón unificado por el Espíritu de amor. Un corazón dividido sería fuente de desunión y de litigios en cualquier comunidad humana y eclesial. La sonrisa verdadera, que desarme todas las enemistades, nace de la verdad de la donación, al estilo del amor de Cristo. Cuando un cristiano hace de la vida un "sí", como el de María, Jesús nace en él y, por él, en muchos corazones, por obra del Espíritu Santo.

*Con María la Iglesia ora y camina en comunión y esperanza, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: “Tú, que tienes compasión de todos, enséñanos a hacernos cargo de los demás. Tú, que revelas la ternura del Señor, haznos testigos de su consolación. Madre, tú, Reina de la paz, derrama en los corazones la armonía de Dios” (Papa Francisco, 27 octubre 2023).

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